¿Qué señales te está dando tu imagen?

PLANTA.jpg

Me gusta usar la analogía de visualizar la imagen como si fuera una planta. Siento que tenemos mucho en común con la naturaleza y cuando nos permitimos ver la imagen como una planta, podemos comprender mejor la importancia de cultivarla todos los días. Hagamos el ejercicio:  imagina que tu cuerpo es el tallo de una planta, las hojas y sus flores representan tu apariencia física, las raíces son tu identidad, la tierra es tu mente y el tiesto representa los elementos con los que vistes y accesorizas tu cuerpo.

Ahora evalúate y responde: ¿cómo se ve tu planta?, ¿qué tipo de planta eres?, ¿qué cuidados necesita?  Cuando haces este ejercicio, puedes desarrollar una nueva perspectiva sobre tu imagen y también aprendes a regalarte los cuidados que mereces. 

¿Qué tipo de señales puede darte tu imagen? 

Ahora que ya tienes una nueva manera de visualizar el cuidado de esta herramienta de comunicación, es mucho más fácil reconocer esas señales de alerta que pueden indicarte si algo necesita más atención de tu parte.  Por ejemplo:  si no estás tomando suficiente agua, es probable que tu piel luzca reseca o deshidratada, al igual que las hojas de una planta que se secan o se maltratan cuando no se riega con regularidad. Por otra parte, si estás teniendo demasiados pensamientos de negatividad, críticas o inseguridad, es probable que tu forma de caminar, expresarte o relacionarte con otras personas se esté viendo afectada.  

La imagen es un conjunto de factores que nos representan y la usamos para comunicar quién somos en esencia.  Eso incluye el aspecto emocional, mental, espiritual y físico.  Así que, las señales pueden venir de alguno de esos aspectos que, muchas veces, se van a notar a través de tu físico.

Diversos estudios psicológicos han encontrado que cuando no reconoces y validas tus emociones, estas pueden manifestarse en el cuerpo alterando sus funciones.  Esto tiene un efecto en tu manera de percibirte, pues comienzas a experimentar cambios que no te hacen sentir cómoda o bien.  Así que, algunas de las señales que puede darte tu imagen son:

  • Cambios en la apariencia de tu piel, uñas o cabello

  • Síntomas físicos como dolores o molestias que no tenías

  • Desmotivación por dudas, juicios o inseguridades constantes

  • Pensamientos de negatividad y poco amorosos que te llevan al autosabotaje

  • Dificultad para conectar contigo y reconocer o valorar quién eres

  • Poca o ninguna asertividad al relacionarte y comunicarte con otras personas

  • Sensación de infelicidad o de que no eres suficiente

Estas no son las únicas señales que puedes estar recibiendo, pero solo tú puedes saber qué aspectos de tu planta (tu imagen) están necesitando un cuidado urgente y especial.  A veces, una señal te puede llevar a identificar otra, y es así como vas logrando trabajar en ti más conscientemente.

¿Cómo identificas señales de alerta?

La respuesta es simple:  cuestiónate, obsérvate y prueba diferentes técnicas.  Todo cambio requiere que tomemos una acción, y esa acción repetida es la que nos lleva a ver resultados.  Detente por un momento y cuestiónate cuál de los aspectos de tu imagen te está mostrando que algo en ti no anda bien.  Cuando lo hayas identificado, observa tus rutinas, tus hábitos o la forma en que estás manejando actualmente eso que no anda muy bien. 

Luego, elige las herramientas o recursos con los que estarás resolviendo tu situación y dale un tiempo de prueba.  La observación es fundamental para cualquier proceso de cambio relacionado a nuestra imagen, así que no dejes de practicarla mientras vas trabajando en ti. Cuanto más la practiques, mejor te resultará escucharte.

Disfruta el proceso.

A medida que vas identificando distintas señales de alerta en tu imagen, también vas descubriendo mucha información sobre ti.  Disfruta ese proceso de conocerte mientras vas aprendiendo a regalarte los cuidados que mereces de una manera más consciente, compasiva y amorosa.  Te garantizo que los resultados te ayudarán a desarrollar una nueva relación con tu imagen.

PLANTAS.jpg

Personaliza tu proceso, dale un nombre a tu “planta”,  elige qué tipo de planta eres (de interior, de exterior, decorativa, arbusto, etc.). La idea es que puedas disfrutar tu proceso para reconciliarte contigo y cuidarte cada vez mejor.

La clave está en observar para luego accionar. Es momento de cultivarte. ¡Se puede!

Imágenes de Liana Mikah en Unsplash.

Previous
Previous

Explora tu imagen con una nueva mirada

Next
Next

¿Qué relación hay entre el guardarropa y tú?