Cinco factores que te impiden proyectar una imagen consciente
Cuando se habla de la imagen personal, es probable que el primer pensamiento que llegue a tu mente se relacione con la vestimenta, la primera impresión o la apariencia física de una persona. Sin embargo, para que esa imagen sea auténtica y consciente, es necesario crear un balance entre la salud mental, el bienestar emocional, la conexión espiritual y los cuidados físicos que te das.
Para lograrlo, es importante identificar qué factores pueden impedir el desarrollo de ese balance para luego tomar acciones amorosas que te permitan comunicar un mensaje coherente a través de tu imagen, y cumpliendo con lo que te hace sentir bien.
Los factores pueden variar, pues cada persona tiene experiencias distintas a lo largo de su vida que impactan de diversas maneras su imagen y la percepción que tienen de sí mismos. Así que, en esta ocasión comparto cinco de los factores más comunes que impiden la proyección de una imagen consciente.
Desconexión con la esencia. ¿Hace cuánto tiempo no te detienes a mirarte frente al espejo? ¿Qué es lo más que te gusta de ti? ¿Por qué eres como eres? Esas preguntas podrían ayudarte a evaluar si estás conectando contigo de alguna manera. Por lo general, la desconexión que muchas veces nos aleja de la esencia es provocada por el ajetreo de las tareas cotidianas, el tiempo para la familia o las responsabilidades profesionales. Cuando no te permites una pausa entre ese ajetreo, es muy difícil que puedas darte cuenta de que existe una desconexión y, por lo tanto, eso es lo que proyectas.
Autosabotaje. En ocasiones, el autosabotaje se produce por viejas creencias o patrones de conductas aprendidas, y en otras se desarrolla como consecuencia de un entorno tóxico que va limitando la mentalidad de quienes se sabotean, consciente o inconscientemente. El diálogo interno, en este caso, no es el más compasivo y por eso se convierte en un factor limitante para proyectar una imagen saludable y consciente.
Comparación. La comparación llega cuando vemos a otras personas avanzar y evolucionar en distintas facetas de la vida. En el aspecto de la imagen, muchas veces comparamos el cuerpo, la ropa o la manera en que otras personas lucen físicamente. Esto se convierte en un límite cuando comienza a desenfocarte de tus metas o te estanca en pensamientos de autosabotaje. Cada ser humano cuenta una historia con su imagen y su apariencia, así que es injusto que te sometas a una comparación constante que no te permita avanzar.
Baja autoestima. Como consecuencia de la comparación tóxica a la que nos sometemos en ocasiones, se desarrollan una serie de creencias y pensamientos sobre la manera en que “debemos” vernos o sentirnos. La autoestima no es algo que puedas comprar, tiene que venir de ti, y muchas veces no se logra porque nos enfocamos en resaltar lo negativo, aquello que no nos gusta o lo superfluo. Así que, una baja autoestima es un límite cuando quieres proyectar una imagen consciente y no te estás permitiendo ver lo bueno en ti o no has tenido la disposición de regalarte los cuidados que mereces.
Falta de seguridad. Si no te permites ver lo positivo en ti y aquello que realmente te hace una persona única, es muy difícil que puedas sentir y proyectar seguridad. Al igual que la autoestima, esto no depende de factores externos, sino de cuán a gusto estás con la persona que eres. Para lograrlo, es necesario hacer un trabajo interno diario que te permita cultivar una mentalidad consciente y conectada con tu esencia.
Recuerda que todo lo que expresas a través de tu imagen personal es el resultado de los cuidados que te das no solo física, sino mental, emocional y espiritualmente. Identifica cuáles son tus factores limitantes y desarrolla los hábitos que te ayuden a disfrutar una relación más saludable contigo. No existe la imagen perfecta, sino una imagen consciente y en constante evolución. Siempre hay espacio para mejorar.
Escrito para la revista Negocios con Café, edición #3 - nov. 2020